En el ámbito empresarial, como en tantos otros aspectos de la vida, existen tendencias que se presentan como la solución milagrosa a todos los problemas organizacionales. Algunas de estas «modas» han sido la implementación de la ISO, la gestión de la Experiencia del Cliente (Customer Experience), el uso de redes sociales, y la adopción de una cultura ágil, entre otras. Sin embargo, existe un error común en la manera en que las empresas adoptan estas tendencias: la creencia de que un enfoque teórico y estandarizado es suficiente para garantizar el éxito.
Muchas organizaciones invierten en consultorías externas con la esperanza de que les proporcionen las herramientas y estrategias necesarias para alcanzar objetivos específicos. Sin embargo, a menudo estos esfuerzos se vuelven excesivamente teóricos, desconectados de la realidad diaria de la empresa. Se entregan manuales, protocolos y directrices que, aunque suenan impresionantes en papel, resultan imprácticos o incluso contraproducentes en la aplicación real.
No me malinterpreten. No estoy diciendo que estas tendencias o metodologías carezcan de valor. De hecho, en mi experiencia personal, he aplicado todas y cada una de ellas con éxito. Pero la clave de ese éxito no ha sido seguir ciegamente un manual o normativa, sino adaptar la teoría a la realidad y cultura de la organización.
Al implementar cualquier nueva metodología o tendencia, es fundamental tener claridad en dos aspectos:
Adaptabilidad a la Cultura Organizacional: Cada empresa tiene su propia cultura, valores y dinámicas. Lo que funciona para una multinacional puede no ser adecuado para una startup. Adaptar la metodología al entorno específico de la empresa es esencial.
Enfoque en Resultados Concretos: No se trata de implementar una técnica en su totalidad porque sí. Si una parte de la metodología no contribuye directamente a los objetivos de la empresa de una manera eficiente, es posible que no sea necesario aplicarla.
Por tanto, mi sugerencia para las empresas es que, al considerar la adopción de una nueva tendencia o al contratar consultores, BUSQUEN SOCIOS QUE ESTÉN DISPUESTOS A ENTENDER VERDADERAMENTE EL NÚCLEO DE LA ORGANIZACIÓN. Es esencial que el consultor se sumerja en la cultura de la empresa, comprenda sus objetivos y trabaje codo a codo para crear un plan de trabajo que se adapte de manera única y personalizada.